"Entre Cielo y Tierra"

Was der Alten Gesang von Kindern Gottes geweissagt,
Siehe! wir sind es, wir; Frucht von Hesperien ists!
Wunderbar und genau ists als an Menschen erfüllet,
Glaube, wer es geprüft! aber so vieles geschieht,
Keines wirket, denn wir sind herzlos, Schatten, bis unser
Vater Aether erkannt jeden und allen gehört.
Aber indessen kommt als Fakelschwinger des Höchsten
Sohn, der Syrier, unter die Schatten herab.
Seelige Weise sehns; ein Lächeln aus der gefangnen
Seele leuchtet, dem Licht thauet ihr Auge noch auf.
Sanfter träumet und schläft in Armen der Erde der Titan,
Selbst der neidische, selbst Cerberus trinket und schläft
.

Hölderlin, Brot und Wein



("Lo que el canto de los antepasados predijo de los hijos del Dios,
¡Mira! Nosotros somos, nosotros; ¡es fruto de las Hespérides!
Maravillosa y exactamente se ha cumplido en los hombres,
¡Crea el que lo haya comprobado! Pero tantas cosas suceden,
Ninguna produce efecto, pues somos sin corazón, sombras, hasta que nuestro
Padre Éter haya sido reconocido por cada uno de nosotros y escuchado por todos.
Pero entre tanto viene blandiendo la antorcha del Altísimo
El Hijo, el Sirio, que desciende a las sombras.
Los bienaventurados lo ven; una sonrisa brilla desde la encarcelada
Alma, su ojo se abre todavía a la luz.
Serenamente sueña y duerme en los brazos de la tierra el Titán,
Aún el envidioso, aún Cerbero bebe y duerme.")




Este blog se concibe con el fin de promover un espacio de diálogo y encuentro, más allá, y con independencia, de opciones ideológicas, religiosas o políticas, siempre que éstas no se dirigan expresamente a la destrucción, la de-valuación sistemática o la indignificación de la persona humana.







El objetivo es manifestar, crítica y/o apologéticamente, criterios, ideas, utopías y proyectos en torno a la condición existenciaria propia del ser humano, y de todo el orden temático que de ello deriva, el cual, naturalmente, abarca todo el horizonte de la vida, la acción y el pensar humanos.







Desde la reflexión científica, la indagación filosófica, la proposición teológica, la postura política e ideológica, hasta la más espontánea expresión de la propia experiencia de "ser en el mundo"...toda esta riqueza intrínseca a la dimensión ontológica de la persona humana, constituye un contenido potencial de este blog.







El pensar: crítico y libre.







El criterio: respetuoso y personal.







La verdad: un espacio de experiencia y un camino entre "cielo y tierra", porque entre el origen (que es destino) y el destino (que es origen) habita el hombre, expuesto a sí mismo como duda, como contradicción, como terrenalidad y trascendencia. Se trata de dos dimensiones que constituyen una esencia; dos momentos que se manifiestan, sin embargo, en una prístina unidad. Sólo desde esta dimensión "entre cielo y tierra", consciente de sí a través de la mirada de Dios, puede el hombre comprender, en auténtica profundidad y sentido, su propia existencia.







viernes, 15 de octubre de 2010

LA DANZA DE SHIVA: EROTISMO Y RELIGIÓN EN LA CULTURA INDIA PREMODERNA V

Resumen.

El aspecto erótico se introduce y sedimenta en el drama hindú en proporción a la definición cortesana de este género. La vinculación de eros y religión se da allí, por tanto, por virtud de la presencia de una discursividad erótica tanto a nivel formal como ideotemático mixturado con el discurso religioso que hemos llamado “débil”, correspondiente a la expresión mítica del pensamiento, lo cual desempeña una función estético-dramatúrgica sustancial.
Está, sin embargo, presente también en el drama sánscrito el discurso trascendentalista - que denominamos “fuerte” - de dos modos: en el discurso estético normativo - que llega incluso a identificar la experiencia estética con el moksha - con su manifestación derivada en el canon expuesto en el Natya Sashtra, y, esta vez de manera “negativa” pero no menos definitoria, en el propio diálogo cultural establecido - según nos interesa - por los estamentos de brahmines y kshatryas.
Para la cortesanía resultaba imprescindible alcanzar una clara definición acerca de sí misma, pero esto, cuando afecta el ser fundamental del ente que se define, se produce en interacción con el polo “opuesto” esencial (o sea que lo niega más directamente), que en este caso se trataba de la ideologética ascético-religiosa basamentada en el principio del “ser para la trascendencia”. Sobre ello explica lúcidamente Mylius:

“En la vida cortesana las mujeres, las artes y los placeres (Vernügungen) desempeñan un rol fundamental -dirigido a la afirmación del “ser en el mundo” (eine auf das irdische Sein bezogene Haltung). Con más frecuencia cada vez se combinan obras de tema erótico, o, al menos, orientado hacia el mundo (weltlich orientierter). Quizás pueda verse aquí una reacción [cortesana] ante la influencia budista y jainista y su afirmación de la evasión ascética del mundo”.

Para justificar coherentemente el grado de formación y de eficiencia cultural que alcanzan las cortes en este momento, nos fue necesario referirnos al intercambio que el poder que ellas representan - el de los kshatryas - sostiene históricamente con el poder brahmánico. Esto - y sólo esto - puede dar una justa idea de la importancia y necesidad de estudiar la relación de eros y religión en el drama como un modo en que se historiza la conciencia cultural de la cortesanía, y contribuye a demostrar que no es casual que en el momento cumbre de su definición (época gupta) se combinen tan armónicamente los factores de eros, política y mitología en el marco del drama, como bien pudiera decirse de las artes, en general.
A partir de aquí, un análisis de las obras en que esta relación se produce - resaltando las piezas de la figura cimera del drama, Kalidasa - nos resultaba impostergable. Comprender el drama como género compendiador en función del proceso, no sólo de conformación cultural cortesana sino del diálogo entre los principios de “ser en el mundo” y “ser para la trascendencia” conduce a definir estructuras simbólicas fundamentales de la cultura india pre-moderna. En un exquisito ensayo, Octavio Paz logra percibir estructuras conflictuales importantes, pero no tan definitivas como él mismo supuso, terminando por ello no sólo en una mala interpretación no sólo del erotismo hindú, sino también del proceso cultural de la India . Por otro lado, la doble relación que establecemos entre el drama y los discursos religiosos débil y fuerte, nos permite observar la compleja disposición de estos elementos, y más aún si se considera al drama como significante de la cultura cortesana. De esta manera, podemos afirmar que:

a) el arte erótico, en tanto producción simbólica, recoge en su propio ser ideoestético la dialéctica fundamental de la cultura india pre-moderna entre “mundo/trascendencia”, independientemente de que estos momentos se presenten de forma “positiva” o “negativa” según su predominancia específica,
b) el drama clásico, como producto y signo del apogeo cortesano indio, revela ideoestéticamente la ideologética de este estamento y su modo específico de posicionarse frente al discurso religioso, convirtiéndose así en símbolo ejemplar del predominio del principio del “ser en el mundo” en el discurso hegemónico del periodo clásico.(Sin dudas, esta denominación de “clásico” le viene dada en gran medida por ello, aunque no se suela tener clara conciencia de esto). Todo lo cual muestra que en la cultura india, para muchos tan “etérea”, se manifiesta en muchos de sus sectores una intensa vivencia de la dimensión “intramundana” del ser humano, al punto de que creemos que resultaría imposible profundizar seriamente en sus contenidos más propios obviando este elemento, tal como suele hacerse incluso por investigadores de renombre.

No pretendemos, pues, haber agotado, con nuestra investigación, la materia de estudio, pero sí haber contribuido a su mejor estructuración analítico-metodológica, así como a su desarrollo crítico y su comprensibilidad, al intentar describir, con mayor precisión, la fenomenología de dicho proceso cultural.

P. Atanasio Inti Yanes,
La Habana, Cuba
1997.
(Ligeramente modificado en Atenas, Grecia
2010).

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